CRECER O REDUCIR, ¿opciones para un futuro con dignidad?
fotografia: Carlos Johnson (www.carlosjohnsonfotografia.com)
El crecimiento de las sociedades se ha basado históricamente en el desarrollo de nuevas tecnologías, es así que la evolución de estos medios, ha dado paso a diferentes formas de relaciones y lo que en un principio fue un avance, hoy se ha convertido en una amenaza para la vida planetaria. Por lo tanto, debemos ser capaces de retribuir a la solución del daño provocado a la vida y a la dignidad de todas las especies que habitaron, habitan y habitarán el planeta.
Uno de los efectos en el uso de la tecnología que llega a nuestras manos, tiene un efecto contraproducente a lo que se pretende en un nuevo modelo de desarrollo. Esto porque, estas tecnologías son aparatos con cada vez menos vida útil, si tomamos en cuenta que en el pasado reciente habían aparatos que resistían generaciones, y los medios para efectuar las reparaciones correspondientes. Hoy no es posible, existe una actualización cada vez más acelerada, algo que nos parece tecnológico ahora, probablemente deje de serlo en el corto periodo. Esto nos ha llevado a adquirir lo más reciente, generar niveles de desechos cada ves mayores, y no se contemplan las reparaciones, sino el reemplazo por otro más avanzado. Por otra parte está el aspecto social, estos medios han modificado nuestras formas de relacionarnos en sociedad, por lo que somos capaces de permanecer largos periodos de tiempo sentados frente a una pantalla de computador, o pendientes de nuestros teléfonos móviles. Nuestro tiempo libre es un espacio que raya en la quimera, puesto que los momentos reflexivos son cada vez más escasos. Pocas veces compartimos con nuestros cercanos, porque los vínculos son mayoritariamente ciberespaciales. Los espacios para compartir escasean, cada vez menos plazas, parques y lugares recreativos, porque estos se han reemplazado por espacios urbanos destinados al consumo. Esto genera segregación social, puesto que quienes pueden divertirse en estos espacios son los compradores, el que no tiene dinero se endeuda, y el que no puede endeudarse no puede integrarse a este ritmo de vida.
Lo más valorable de las antiguas generaciones era el cuidado por los espacios públicos, se le daba valor a la vida en comunidad, se construía, se discutía, se pensaba en lo cívico. Hoy nos invade lo privado y esto nos priva a nosotros mismos de muchas oportunidades, por lo que es importante repensar sobre los vínculos humanos, antes de pensar en cualquier solución al cambio climático, porque éste es un efecto de un crecimiento acelerado por motivos de una incomunicación heredada, que ha dado paso a una competitividad en todo ámbito de nuestras existencias, en donde vemos en el otro a un enemigo, por lo tanto vivimos en una guerra irracional.
Claro que existe la opción de crecimiento pero este debe ser entendido de otra manera, debe ser visto con otra actitud. Reducir no es necesariamente nuestra opción para un futuro mas digno, puede ayudar sin duda, pero creo que el punto importante es reconsiderar y reflexionar hacia dónde estamos creciendo, cual es el sentido de este crecimiento, de esta forma de vivir tan materialista y superficial a la que nos hemos acostumbrado durante el último tiempo. En definitiva, podríamos comenzar por recuperar los espacios que nos hacen humanos para encontrar en la vida lo que hoy se busca en los objetos.