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Hoy en día ir al supermercado e intentar comprar productos que no estén modificados genéticamente, productos que no conlleven una responsabilidad social, y que además ayuden a al medio ambiente, se ha convertido en un reto. Ya no sólo podemos pensar en cómo la calidad de los alimentos nos puede afectar a nosotros mismos, sino que también hay que tener consciencia del producto desde su producción hasta su eliminación.

En la sociedad actual empieza a crecer la consciencia en cuanto a la calidad de los productos. Esto se muestra claramente en el aumento del la producción de productos biológicos, productos carentes de pesticidas,  que no hayan sido modificados genéticamente o los productos Fair Trade. Pero aún así, el siglo XXI se caracteriza por el exceso de oferta, el gran consumo y la sobreproducción. El modo de vida de los países desarrollados dificulta que este proceso que aumenta exponencialmente se frene. Hay que ser consciente que actualmente en estos países desarrollados se tiran cantidades desmedidas  de alimentos y la producción residuos es de hasta miles de toneladas diarias. La causa de ello es el consumo y la producción excesivos. El periódico El País(España), remarca así en su artículo Desperdicio masivo de alimentos: “los europeos tiramos al año 89 millones de toneladas de alimentos comestibles. España desperdicia una media de 163 kilos por persona, lo que suma 7,7 millones de toneladas al año. En términos absolutos es el sexto país que más comida tira después de Alemania (10,3), Holanda (9,4), Francia (9), Polonia (8,9) e Italia (8,7)“.

medium_2185641890Cambiar el modo de consumo de estos países es difícil, pero desde hace un tiempo, se está expandiendo un nuevo concepto de supermercado. Los supermercados sin embalajes, una idea teóricamente pionera que consiste en comprar lo que se necesita evitando así la producción de excedentes. Es lo que se ha llamado toda la vida, la venta a granel. Así, no sólo se evita tirar gran cantidad de comida sino que también se disminuye la producción de envases, los cuales en su mayor parte ni siquiera se reciclan. Este llamado nuevo concepto ayuda a minimizar el consumo a la vez que reduce el uso de contaminantes usados en la producción de envases. Esto no se centra sólo en el campo de la alimentación, sino que la idea es que todo se puede no envasar. Desde un champú hasta los guisantes. El concepto de estos supermercados no es reciclar, sino pre reciclar.

En España hay una gran tradición de venta a granel, esto ha permitido que algunos pequeños comerciantes hayan podido mantener su negocio aún en tiempos de crisis. En estos comercios se pueden comprar legumbres, cereales y especies a peso, pero la idea es que se llegue a poder comprar todo tipo de productos. Algunas empresas ya ofrecen productos como detergente o leche en este modo, pero todavía no se puede hallar una gran superficie donde todos los productos estén sin embalar. Sin embargo, estos supermercados ya se están abriendo camino en Europa, Italia como pionera y ahora le sigue Alemania. La consciencia está cambiando y las ideas se pueden convertir en realidad. El consumo de lo que se necesita y la minimización de la producción de envases puede llevar a eliminar esas miles de toneladas de basura que producen países como Alemania anualmente.

Para más información vease también:

https://www.youtube.com/watch?v=1LSU6ijZJJ4