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Hasta la próxima

Como bien sintetiza Beatriz Jiménez para El Mundo, los objetivos de la reunión de los 190 países a la cita de la COP 20 eran dos: lograr un borrador de acuerdo climático global que pueda ser ratificado en París en 2015 y sustituya al actual protocolo de Kyoto”. Aunque el sentimiento general para expertos, prensa e instituciones miembro saben que el avance sobre una política clara para evitar el aumento de la temperatura global a °2 celcius está lejana, y probablemente la triada COP Varsovia, Lima y París deberá definirse en esta última ciudad.

A grandes rasgos, los elementos que destacan son: Inclusión de comunidades indígenas, las cuales son en gran medida responsables de tipos de producción sustentable y quienes se ven – al no ser estados naciones – supeditados a gobiernos o intereses que les marginan. Otro punto que destaca Oxfam (Confederación compuesta por 17 organizaciones enfocadas en disminuir la hambruna) también valoriza que los Gobiernos se han comprometido a financiar el fondo verde para el Clima en suma en la COP20. Un punto importante es el que representa Filipinas y otros países al invertir en sus comunidades afectadas por efectos del cambio climático.

Los „avances de la cumbre“ son elementos simbólicos o valorizaciones interesantes sobre mayor participación, pequeños fondos o reformas sobre como apoyar lo micro, pero adolecen de piso si el elemento fundamental de bajar la temperatura, cortando uno de los principales causantes (gases de efecto invernadero) queda irresuelto.

Lo incompleto y mezquino que se saca en líneas generales de la COP 20 en Lima es quién se hace responsable y cuáles son los costos del corte de emisiones. Como señala The Guardian en el presente cuadro, los países desarrollados – por región – encabezan la emisión de toneladas métricas de dióxido de carbono por consumo de energía.

emisionesEl mismo medio – the Guardian – también señala como se ha aplazado en los reportes los cortes de emisión de gas de invernadero, además de ser apuntados los países ricos como responsables de no mantener la promesa inicial de movilizar billones en ayuda a países en desarrollo para combatir el cambio climático.

Con los antecedentes presentados, es posible tener una mirada panorámica sobre un conflicto que en términos de regiones productoras, periferias y centros sí alcanza equilibrios simbólicos en relación al respeto, participación e inclusión en actividades formales – casi invitaciones de buena crianza – que permiten desviar la atención, entre tanta conducta políticamente correcta, de lo fundamental. A pesar de los juicios expertos y presión internacional, países ricos o potencias productoras como China, EEUU o la UE siguen aletargando de cumbre en cumbre la decisión de bajar sus niveles de contaminación o generar políticas globales que compensen los beneficios económicos que genera su producción en desmedro del medioambiente global.  Hasta entonces no queda más que esperar a la próxima cumbre. Y al contrario de como le dice Humprey Bogart a Ingrid Bergman en Casablanca „We won’t always have Paris.